Anoche navegue dormido
en las mieles dulces
de tus ojos ámbar,
pero no desembarque triunfante
en las arenas calidas
de tu cuerpo muelle,
las sirenas que cantaron en tus aguas
hechizaron mis sentidos,
y embrujado y loco,
pilote sin rumbo
hasta encallar sin meritos
en la franqueza ingenua
de tu cintura escabrosa.
Anoche navegue extraviado
sin consultar el rumbo a la estrellas,
guiándome confiado por
los faros inextinguibles
de tus ojos brujos
surcó mi navío tu cuerpo
impulsado por tu aliento,
y arroje mi ancla
sin esperanza alguna,
cuando choque confuso
con tus dos pechos de roca,
quise zambullirme id